Antes de contestar la pregunta, me gustaría comentar algunos detalles de la vida y ministerio de Juan después del libro de los Hechos.
El apóstol Juan fue uno de los principales líderes de la iglesia en el libro de los Hechos. Junto con Pedro, estableció las iglesias de Jerusalén y Samaria. Pero después de su ministerio en Samaria Juan desaparece del relato del libro de los Hechos, aunque Pablo, 17 años después de su conversión, lo menciona como una columna de la iglesia de Jerusalén, junto con Jacobo y Pedro. Este encuentro ocurrió posiblemente en el año 50 dC.
La última referencia bíblica ubica a Juan en la isla de Patmos, donde recibió la revelación de Jesús y escribió el Apocalipsis.
En algún momento después de su encuentro con Pablo, Juan fue a Éfeso en donde vivió hasta su muerte en el año 98 dC. Aunque la Biblia no habla del asunto, hay varios testimonios históricos sobre su estancia en Éfeso:
Justino Mártir, en su “Dialogo con Trifón” (Capítulo 81). Dice que “Juan, uno de los apóstoles de Cristo”, fue un testigo que vivió “con nosotros”, esto es, en Éfeso.
Irineo, en su obra “Contra las herejías” (III.1.1). Dice en repetidas ocasiones que Juan residió en Asia y específicamente que escribió su evangelio en Éfeso. Donde vivió hasta el reinado de Trajano (98-117 dC) (II.xxii,5).
Eusebio en su Historia Eclesiástica dice también que “En ese tiempo el apóstol Juan, al que Jesús amaba, vivía todavía en Asia, y gobernaba las iglesias de la región, después de regresar del exilio después de la muerte de Domiciano”.
Por muchos años Juan vivió en Éfeso, predicando el evangelio, enseñando las Escrituras, y dirigiendo las iglesias de la región, entre ellas las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis.
El emperador Domiciano gobernó del año 81 hasta el 96 dC. Él se hacía llamar Señor y Dios. Las fuentes clásicas lo describen como un tirano cruel y paranoico, ubicándolo entre los emperadores más odiados al comparar su vileza con las de Calígula o Nerón.
Eusebio, en su Historia Eclesiástica (Libro III, capítulo 17 y 18), dice que “Domiciano, mostrando gran crueldad… se convirtió en el sucesor de Nerón por su odio hacia Dios. Él fue de hecho el segundo que desató una persecución contra nosotros… durante esta persecución el apóstol y evangelista Juan, quien todavía vivía, fue condenado a morar en la isla de Patmos a consecuencia de su testimonio de la palabra divina.”
Irineo dice también que Juan escribió el Apocalipsis en Patmos durante la persecución de Domiciano.
Cuando pensamos en Patmos, nos viene a la mente algo como el reclusorio de las islas Marías. Imaginamos que Juan estuvo preso en un lugar inhóspito y sujeto a trabajos forzados. Pero la realidad es diferente.
Patmos es una pequeña isla de origen volcánico situada en el mar Egeo a unos 60 kilómetros de la ciudad costera de Mileto, en la actual Turquía. Patmos, con una superficie de 34 kilómetros cuadrados, se encuentra entre el grupo de islas conocidas como el archipiélago del Dodecaneso. La isla de Patmos, con su puerto natural protegido, era un puerto estratégico que se encontraba en la línea marítima que unía a Roma con Éfeso. Tenía un gran centro administrativo, varios pueblos, un hipódromo, y por lo menos tres templos paganos. Patmos no era una isla desolada.
Uno de los templos estaba dedicado a Diana, la diosa de la cacería. El templo principal de Diana se encontraba en Éfeso y era conocido como una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Probablemente Juan fue exiliado a Patmos por oponerse a la idolatría. Como podemos ver en el libro de los Hechos, Éfeso era el principal centro de adoración de Diana. Además, Domiciano se había proclamado Señor y Dios y exigía ser adorado. En el año 89 dC se construyó un templo dedicado a la adoración de Domiciano en Éfeso. La gente de Éfeso era obligada a adorar y hacer sacrificios al emperador. Estas prácticas fueron combatidas por Juan.
1 Jn 5:21
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
La oposición de Juan a la adoración al emperador y a Diana, fue, quizá, la razón por la que fue exiliado a Patmos en el año 94 dC.
Ap. 1:9
Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
Sin embargo, Juan no estuvo en una celda. Aparentemente, Juan tenía libertad de movimiento en la isla. En el libro Viajes de San Juan, Prócoro, dice que el gobernador de la Isla lo dejó en libertad y fue hospedado en la casa del suegro del gobernador, donde tuvo libertad para predicar, sanar a los enfermos y ver muchos convertidos.
Hay diferentes opiniones en cuanto a la duración del exilio de Juan en Patmos. Lo más probable es que no haya durado más de 18 meses. Después de la muerte de Domiciano Juan regresó a Éfeso, durante el reinado de Nerva (96 al 98 dC). Eusebio reporta que las sentencias de Domiciano fueron anuladas y el Senado romano decretó el regreso de quienes habían sido exiliados injustamente, así como la restauración de sus propiedades.
Juan murió en Éfeso, a una edad avanzada, durante el reinado de Trajano (98-117 dC). Juan fue el único de los doce apóstoles que murió de muerte natural.
Actualmente los turistas que llegan a Patmos visitan el Monasterio de San Juan y la cueva que se encuentra al pie del Monasterio en la que se cree que Juan recibió la revelación.